En general, en la vida, yo creo que es bueno planificar. Como dice Benjamin Franklin: ‘Si fallas en planificar, planificas fallar.’ Entonces, ¿Porqué no planificamos? Pues no lo hacemos porque no nos lo han enseñado, podemos creer que es una pérdida de tiempo y no sabemos para qué sirve.
Seguramente que algún año en 1 de enero, o incluso la noche del 31 de diciembre, te has propuesto de cambiar algunos hábitos o conseguir objetivos para el año siguiente. Incluso puede ser que los hayas escrito. Y posiblemente al cabo de un mes ya ni te acuerdas de ellos. O sea que lo que pareció un inicio de un gran cambio que pensaste con muchas ganas, se ha quedó en absolutamente nada.
Mi intención es, pero, ayudarte a organizarte bien y a planificar propósitos que puedas y quieras cumplir.
Estos son los puntos que debes de tener en cuenta:
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Tus objetivos y tus propósitos siempre tienen que estar alineados con tus prioridades de vida. En este artículo te explico qué son. Les he llamado valores, pero recientemente he actualizado la nomenclatura, porque me parece más claro y no se confunde con valores éticos.
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Aquello que te propongas tiene que ser realista. Si te propones adelgazar 10 kilos en un mes, a parte de no ser muy sano ni aconsejable, no es para nada realista. Decide objetivos que realmente puedas cumplir.
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Planifícalo. Plasma en una agenda o calendario los pasos que vas a hacer (cómo, cuando y dónde) hasta conseguir lo que te propongas. Cuantos más detalles incluyas y más preciso seas, más fácil será poder seguir la planificación. Es como cuando planificas ir a algún sitio que no sabes donde está. Cuantos más detalles tengas de como llegar, no te perderás por el camino y llegarás a la hora esperada.
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Verifica que lo que te has propuesto lo vas cumpliendo. Si a medio camino te das cuenta que alguno de los pasos que habías marcado no te llevará a donde quieres ir, o no te ves capaz de cumplir, coges de nuevo el calendario o la agenda y lo adaptas a lo que realmente puedas cumplir.
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Empieza por algo que creas que será más fácil conseguir. De esta forma, te animarás para probar con otros propósitos más complejos. Por otro lado, los objetivos que te propongas, que no sean muchos a la vez. Mejor pocos, pero cumplirlos, que muchos, abrumarse y no conseguir nada. Cuando tengas más práctica, ya podrás atreverte con más.
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Cualquier propósito tiene que ir acompañado de un ¿para qué? Si tienes un motivo claro, escribes qué es lo que vas a conseguir con ello y porque quieres conseguirlo, el camino será más placentero y en momentos más complicados no te rendirás.
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Busca un coach que te acompañe durante el proceso. Cuando te comprometes con alguien y haces un seguimiento cada dos o tres semanas, el coach te ayudará en los momentos más complicados, te ayudará a encontrar soluciones alternativas a lo que no funcione, te escuchará cuando te sientas que no tienes fuerzas y te animará a que continúes en el camino.
Montsant Aleu