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¿Tengo estrés?

Tal y como vivimos hoy en día, corremos de aquí para allá, y nos pasan las horas y los días que ni nos enteramos, no los degustamos. Entonces nos pasan los años, miramos al pasado y nos coge vértigo de lo que hemos vivido sin darnos cuenta.

Me gusta mucho la idea del mindfulness, que es vivir la vida o hacer las cosas con conciencia y presencia. Se saborea más la vida y las experiencias y se vive más intensamente. Y para enfocar así la vida, uno de los aspectos que estaría bien revisar es el estrés que padecemos.

Primero que todo, vamos a entender qué es exactamente el estrés y porque es tan malo si lo padecemos de forma permanente.

¿Qué es el estrés? 

Nuestro cuerpo está en estado de estrés cuando percibimos una amenaza externa. Entonces éste se pone en modo de huida o lucha para protegernos, es decir, se activa el sistema simpático del sistema nervioso central. El cuerpo segrega las hormonas cortisol y adrenalina, lo que activa el cuerpo para reaccionar. Y con ello, nos sube la presión, los músculos se tensan, la respiración se acelera y se agudizan los sentidos.

Cuando se activa este sistema, el cuerpo se prepara para poder correr muy rápido y así huir de un león, o para luchar con en enemigo. Aunque hoy en día no se presentan estas dos situaciones, que el cuerpo se prepare delante de un peligro nos sirve para reaccionar rápidamente y a lo mejor evitar algún accidente, o nos facilita estar más presentes y concentrados en nuestro trabajo, lo que nos proporcionará mejores resultados.

El problema lo tenemos cuando este estrés es permanente y está siempre activado, ya que cuando el cuerpo no sabe diferenciar entre si la amenaza es realmente de vida o muerte o si es únicamente estrés de la vida diaria.

Si se activa tu sistema simpático porque un camión se ha puesto delante del coche y he tenido que frenar bruscamente; o si lo que estoy viviendo es que me pongo nervioso porque estoy en un atasco y llego tarde a una reunión muy importante, el cuerpo reacciona de la misma ante las dos situaciones. Así pues, si las situaciones diarias que nos desencadenan la activación del sistema simpático son muy frecuentes, quiere decir que nuestro cuerpo está permanentemente regado de cortisol y de adrenalina y no permitimos que se active el sistema parasimpático del sistema nervioso central.

Funciones del sistema simpático y el sistema parasimpático:

estrés 1

estrés 2

 

Efectos de la adrenalina y el cortisol

Cuando el hipotálamo percibe una amenaza, este activa una alarma en el cuerpo. Con ello, las glándulas suprarrenales liberan hormonas. Entre ellas, adrenalina y cortisol.

La adrenalina aumenta el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y estimula energía. El cortisol aumenta los azúcares en sangre, aumenta el uso de glucosa por el cerebro e incrementa la disponibilidad de sustancias que reparan tejidos. Además, el cortisol altera las respuestas del sistema inmune y suprime el sistema digestivo.

El problema es cuando el sistema de alerta del cuerpo no vuelve a su estado natural y equilibrado cuando la amenaza ya ha pasado. Cuando los agentes amenazantes son constantes o permanentes, el cuerpo está en constante estado de alerta y la adrenalina y el cortisol ya forman parte de nuestra actividad hormonal diaria. En este caso, los procesos necesarios para un buen funcionamiento del cuerpo se ven perturbados y dejan de funcionar de forma adecuada, la cual cosa nos puede repercutir a modo de enfermedad.

Síntomas del estrés

Ya que cada uno de nosotros percibimos los sucesos diarios de forma distinta, también padecemos el estrés de forma distinta. Posiblemente a uno llegar tarde a algún sitio no le produce ningún sufrimiento, y en cambio a otro llegar solo tres minutos tarde de la hora ya le hace preocupar y no estar tranquilo y relajado. Como todos somos únicos y diferentes, también como nos afecta lo que vivimos es único para nosotros.

Por ello, no todos vamos a experimentar todos los síntomas, ni serán los mismos que otra gente en base al mismo suceso. Pero como es cierto que nuestro sistema parasimpático deja de funcionar adecuadamente para nuestro bienestar, las funciones de reparamiento y que promueven la salud en nuestro cuerpo no están lo activas que deberían estar, así que padecemos en muchos niveles de nuestra salud.

Algunos ejemplos son:

 

¿Qué se puede hacer para reducir el estrés?

Por experiencia personal, si se está muy acostumbrado a padecerlo, el estrés no se evita con un simple acto (hablando siempre del estrés malo, el permanente). Cada uno tiene que encontrar cuál es el recurso o la combinación de recursos que mejor le funciona.

  • contratar un coach de salud, con el que aparte de entender qué nos pasa con el estrés, te dará herramientas para reducirlo. Este recurso para mi ha sido básico, ya que a uno mismo le cuesta más hacer el proceso solo.

  • hacer yoga: en este tipo de ejercicio conectarás con tu cuerpo y contigo mismo. A parte, te ofrecerá meditación y aprender a respirar para eliminar toxinas y relajar el cuerpo.

  • respiraciones: no se trata de respirar sin más. Existen técnicas para relajarse con la respiración.

  • meditación: lo ideal es hacerla a diario, aunque sean 10 minutos. Existen aplicaciones y audios, si se quiere hacer con una guia.

  • técnicas de relajación

  • hacer deporte

Montsant Aleu

www.montsantaleu.com

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