Quiero presentarte una nueva forma de entender la autoestima, para ofrecerte un nuevo punto de vista y herramientas que te sirvan realmente para conseguir una transformación real.
De lo que se trata es de ser auténticos con nosotros mismos y con los demás. En este artículo, te mostraré como hacerlo.
Cuando la percepción de las relaciones con las otras personas no es equilibrada, se pueden realizar dos tipos de relaciones
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Baja autoestima
El primer tipo de relación se genera cuando percibimos que la otra persona nos apoya en nuestras prioridades de vida. Cuando esto sucede, vemos en la otra persona solo sus aspectos que consideramos positivos, sentimos ensalzamiento y ponemos a la otra persona en un pedestal.
Está claro que este tipo de relación para nada está equilibrado. Lo que vemos de la otra persona, a la que ponemos en un pedestal, es solo una cara de la realidad. Por ello, tenemos una percepción consciente que es parcial. La otra parte queda inconsciente.
A la vez, lo que hacemos es que nos minimizamos a nosotros mismos. Es decir, cuando vemos la ‘grandeza’ de los demás, por decirlo de alguna forma, no la vemos en nosotros mismos. Si la viéramos, no pondríamos a la otra persona en un pedestal. En este momento, en el que creemos no tener eso que admiramos del otro, nuestra autoestima está por debajo del equilibrio.
Hacia nosotros mismos somos muy autocríticos. Así que puede que nos tiremos más piedras sobre nuestro propio tejado, al no darnos cuenta de nuestra grandeza, cuando nos comparamos con las personas que hemos puesto en un pedestal.
Alta autoestima
Llegado este punto, muchas personas creen que la solución es saber sentirse superior a los demás para tener autoestima. Y aquí vendría el segundo tipo de relación con las demás personas.
Esta relación es justo el contrario de la anterior que ya he explicado. Se trata de ver a otras personas por encima del hombro. Es decir, tener la percepción que somos mejores en algunos aspectos y nos ponemos en una situación de orgullo. En este caso, minimizamos a la otra persona y nos ensalzamos a nosotros mismos. y lo que somos incapaces de darnos cuenta es el hecho que aquello que no nos gusta de la otra persona también está en nosotros.
Sí que nuestra autoestima se siente elevada, junto con nuestra autoimagen y nuestro orgullo. Pero este tipo de relación con la otra persona y, de hecho, con nosotros mismos también está completamente fuera del equilibrio.
Tanto si nos sentimos por encima, como por debajo de los demás, estas son dos máscaras que cubren nuestra autenticidad.
Además, si percibimos estar por debajo de los demás, atraeremos personas o experiencias en nuestras vidas que nos apoyaran para que volvamos al equilibrio. En el caso que percibamos estar por encima de los demás, atraeremos también personas y experiencias en forma de crítica, por ejemplo, para que volvamos también al equilibrio.
Si sentimos que tenemos baja autoestima y lo queremos compensar con alta autoestima, no nos va a funcionar, ya que salimos de nuevo de la zona de equilibrio.
La solución: integración
Para ser realmente auténticos, tenemos que admitir que en nosotros mismos está aquello que admiramos de los demás, como lo que despreciamos. Ambos nos hacen ser auténticos de verdad.
Déjame que ponga algún ejemplo para que entiendas mejor a qué me refiero.
Si yo admiro a otra persona por ser inteligente, debo de buscar en mi en qué aspectos soy yo inteligente. Piensa que percibimos a la otra persona como inteligente cuando hemos visto que demuestra este rasgo relacionado con sus Prioridades de Vida. Seguro que la misma persona la percibiremos más ‘tonta’ o menos inteligentes, en temas que para nada interesan a esta persona. Así que debes de buscar en ti donde tú eres inteligente en relación con tus Prioridades de Vida. Puede que no coincidan con las prioridades de la otra persona y, por ello, no nos sentiremos inteligentes en la misma area.
Por ejemplo, puede que yo admire a un gran chef por como cocine, y le considere inteligente por ello. Para mi cocinar alta cocina no es una Prioridad de Vida, por ello, no me sentiré inteligente por lo que hace a este tema. Tendré que buscar lo que yo priorizo. En el caso que mi más alta Prioridad de Vida sean los caballos, debo de buscar en este tema, donde yo me siento inteligente.
Y para poder hacer una integración real y estar en nuestra autenticidad, no nos podemos olvidar de integrar también aquello que vemos en el otro que no nos gusta para nada y nos hace sentir que sabemos más.
La metodología es la misma. Primero decide qué es exactamente que resientes o no te gusta de la otra persona, y busca en ti donde está este rasgo o acción. Y date cuenta que en tu vida te sirve también.
Por ejemplo, si consideras que la otra persona es lenta en hacer el trabajo, busca tú en tu vida en qué aspectos eres lento o lenta. Y te das cuenta que también forma parte de ti, sin juzgarlo.
Conclusión
Así pues, para ser auténticos y tener una autoestima equilibrada, no debemos de pretender deshacernos de nada nuestro. Somos ya perfectos tal y como somos.
Lo que hay que cambiar no es a uno mismo, si no la percepción que tenemos nosotros mismos sobre nosotros.
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