Si eres de los que nunca quiere que llegue el lunes y está toda la semana pendiente que sea el fin de semana, muy probablemente no sepas cuál es tu misión de vida o, por lo menos, no te dedicas a ello.
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La misión de vida
Hay gente que siente su misión desde temprana edad. Como ya lo tienen tan claro, si no encuentran demasiadas dificultades ni impedimentos, la desarrollaran. Vivirán su vocación. Este tipo de personas, siguen una línea en su vida y se sienten satisfechos y a gusto con lo que hacen.
Pero, ¿qué pasa si no sabes cuál es tu misión? ¿Y qué pasa si además no estás nada a gusto en tu trabajo?
Vamos por pasos.
A mí personalmente me ha costado años saber cuál es mi misión de vida. Primero decidí que quería dedicarme a los idiomas porque no me gustaban mucho las mates y porqué una amiga mía escogió esta opción.
Error número 1:
escoger por descarte sin reflexionar si esta opción es la que quiero para mí. Cogí las prioridades de vida de otra persona y me las hice mías.
Después, cuando tenía 14 años leí en un libro una carrera universitaria llamada traducción e interpretación. Me parecía una carrera muy interesante, y creía que me convertiría en una persona muy importante con ella.
Error número 2:
en ningún momento me pregunté qué hacía exactamente un traductor o un intérprete. Años más tarde descubrí que para ser intérprete tenías que ser prácticamente bilingüe y ser traductora implicaba pasarte horas delante del ordenador en tu casa i no relacionarte con casi nadie. La primera opción la descarté rápidamente, y hui de la segunda.
La calidad de las preguntas que te haces determina la calidad de la vida que vives.
Estaba tan perdida que cuando mi madre me comentó que ella me veía en el mundo de la educación, con los ojos cerrados me apunté a listas y cuando pude me saqué las oposiciones. Tengo que decir que este trabajo se acercaba mucho a mi misión, acompañar a las personas a transformar sus vidas. Pero en seguida me di cuenta que no me llenaba del todo. Me sentía muy limitada.
Error número 3:
Seguir los pasos de otras personas a las que admiramos y creemos que seremos felices siendo como ellas. Lo que hacemos es que inyectamos sus Prioridades de Vida, sin tener en cuenta las nuestras.
No me arrepiento de absolutamente nada. Hacerlo no me va a traer nada diferente. Es más, me doy cuenta de cómo cada una de estas etapas de mi vida me han servido y me han llevado a ser quien soy hoy.
Es verdad que me ha costado encontrar mi camino, pero cuando ha sucedido, me he sentido preparada para poder desarrollar mi misión. Si lo hubiese visto antes, seguramente que no hubiese podido aportar tanto como ahora. Las vivencias y exigencias me han enriquecido, y me siguen enriqueciendo.
Supongo que te preguntarás qué puedes hacer para descubrir tu misión de vida.
Si tú sabes cuál es tu misión de vida y de forma consciente planificas tus objetivos, tu camino, de acuerdo a ella, te será mucho más fácil llevarlos a cabo. Entonces, como todo lo que harás a lo largo del día estará alineado con tu misión y tus prioridades te vas a sentir lleno, satisfecho.
Muchas veces cuando estamos enganchados a un alimento, tenemos ansiedad o muchas ganas de comer dulces o productos cargados de sal y aditivos, es porque alguno o más de los alimentos primarios está vacío. La carrera profesional es uno de los cuatro alimentos primarios.
Supongo que te preguntarás: ¿y si me doy cuenta que no estoy haciendo lo que me gusta, pero no puedo dejarlo por el momento? Entonces tienes que enlazar todas las tareas que tienes que llevar a cabo en este trabajo con tus Prioridades de Vida. Es decir, tienes que escribir unos 70 beneficios de hacer todas y cada una de las tareas de tu trabajo en relación a tus Prioridades de Vida.
De todas formas, hazte las preguntas adecuadas para poder hacer que tu vocación sea tu vacación. Entonces, te va a dar igual qué día de la semana es. Y no vas a necesitar huir del trabajo para ‘cargar pilas’.
En mi caso, como coach de vida y de salud, como facilitadora del Método Demartini, me permito desarrollar mi misión de vida. Estoy en el camino para acompañar a otros a expandir y transformar sus vidas.