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Motivación vs inspiración

  Seguro que si te hablo de motivación, te vendrá en tu cabeza una imagen de un espacio grande lleno de gente con un presentador que va animando a la gente a qué se anime a cumplir sus objetivos o a probar cambiar alguno de sus hábitos. O te imaginarás la profesora del gimnasio que va diciendo ‘va una más, que tú puedes’, y se pasa la hora animando para que todos los asistentes den el máximo.

Si nos centramos en la inspiración, posiblemente te venga a la cabeza un escritor que está inspirado para escribir su novela, o un director de cine que se ha inspirado a crear toda una película. Muy diferente de las situaciones anteriores.

Por otro lado, en las escuelas y en las empresas se habla de qué hay que motivar a los alumnos o a los trabajadores. ¿En serio? ¿Todo el día animando al personal para que hagan lo que tengan que hacer?

A mi, hay algo que no me cuadra.

A qué nos referimos con motivación

La motivación, como hemos visto en los ejemplos anteriores, es externa a nosotros. Es decir, necesitamos de un agente externo que nos anime a lo largo del camino. Y cuando este agente externo no está, posiblemente no seamos capaces de hacer aquello que conseguimos hacer con ayuda.

La motivación puede funcionar para momentos concretos y de corto plazo, pero si te gustaría adquirir un hábito y sólo lo cumples con esta motivación, no va a ser duradero. En cuanto desaparezca la motivación, desaparecerá el hábito.

Por ejemplo: si te planteas como objetivo adelgazar 5 kilos para un acontecimiento en el que quieres que todo el mundo te vea delgado y espectacular, aunque no tengas este agente externo como persona, la motivación (también externa) se verá marcada por la fecha. Cuanto más próxima sea la fecha, más motivación y más interés por hacer lo que nos han indicado para cumplir nuestro objetivo. Pero en cuanto la fecha pase, y no tengamos ninguna otra motivación para mantener ese peso, es muy probable que abandonemos y volvamos al peso anterior.

Entonces, la motivación nos hace esclavos de este agente externo, con lo que a mi me hace preguntar si realmente era algo que yo quería de verdad, o si he hecho algo porque me han dicho que debo de hacerlo.

Y entonces, ¿la inspiración?

A diferencia de la motivación, la inspiración surge de nuestro interior. Es aquello que nos levanta del sofá aunque nos sintamos cansados, nos permite centrarnos en alguna tarea y que las horas nos pasen volando. Es aquello por lo que siempre nos sentimos con ganas y energía para llevar a cabo.

Y, ¿porqué?

Pues porque es algo que realmente queremos, es un objetivo que está alineado con nuestras prioridades de vida. En este caso, nuestro pensamiento, sentimiento y acción van a una, así que todo fluye y por ello es más fácil conseguir lo que uno se plantea.

Si hacemos lo que realmente queremos, nos sentimos inspirados y lo que hagamos no nos supone mucho esfuerzo. Además tenemos muchísima energía, nos sentimos con ganas de hacer, nos sentimos más realizados y mucho más a gusto en general, porque somos capaces de llenar nuestro día con aquello que nos encanta.

 

El problema es que como mucha gente no sabe cuáles son sus prioridades, decide en función de lo que le han dicho otros, de lo que cree ella que debería hacer, pero en ningún momento se plantea qué quiere realmente, nos llenamos el día con tareas que nos aburren, nos parece que perdemos el tiempo y que no vivimos. Entonces es cuando decimos ‘qué mierda de vida’ o nos llenamos de productos que nos ayudan a evadirnos y nos consolamos diciendo ‘hay que pasarlo bien que la vida son dos días’.

Sí que lo son. Pero hay dos opciones: o llenas tu día de tareas que no te llenan y después puede ser que necesites evadirte, con las posibles consecuencia de crear malos hábitos de alimentación, caer en depresión, engancharte en algún tipo de drogas, etc,; o llenas tu día de tareas que sí te llenan y no tienes la necesidad de escapar, porque estás muy a gusto y disfrutas más del camino, sea largo o corto.

Cuando sabemos qué es lo que queremos, si nuestros objetivos nos los planteamos teniendo en cuenta a nuestras prioridades, nos sentimos inspirados y cumplimos los objetivos sin casi esfuerzo. Por lo menos, sin la necesidad de tener que ir a un sitio donde nos motiven.

¿A qué esperas a saber cuáles son tus prioridades de vida?

Montsant Aleu

www.montsantaleu.com

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